por los recuerdos
Allá en un lugar
divino
Desde el valle
Chacabuco
La tierra de mi caballo
pasuco
Y en este suelo
Aysenino
Hago un alto en el
camino
En el canto de
violeta Parra
Y en noche que el
cielo amarra
En esa comprometida mirada
Pa mis gauchos quedo
retratada
De esa mujer en mi
guitarra.
Y allá en los
confines
Se te ha marcado en
el semblante
Cierto gesto amenazante
Como su pangaré con
sus crines
Que muy pronto se
define
Y muy rápido
presiento
Como la luz del
firmamento
Donde el moro es
preferido
Y en mis pago muy
querido
Por ser más veloz que
el viento.
Y en los parajes
Ayseninos
Escucho una sinfonía
preciosa
Son las guitarras
melodiosas
De los cantos campesinos
Y en sus días
cristalinos
Una paisana con su
garganta
Es una morocha que canta
Con sus tremendas
caderas
Moviéndolas a su
manera
De una forma que
encanta.
Nunca falta un gaucho
travieso
Que se destaca por lo
bizarro
Cantando con voz de
charro
Enamorado de embeleso
A la morocha le pone
un beso
En la mejilla el
cristiano
Dijo que era un beso
de hermano
Y que naiden le arme
dujusto
Lo había echo con
mucho gusto
Y que la vería mañana,
temprano.
Y a pesar de los
enamoramientos
El gaucho aun la
guitarra tenía
Y le decía a la
morocha ceras mía
Y tomando el
instrumento
Y otro besito en ese
momento
Si había sido muy
ventajero
Tenía a mano el
parejero
Con esto de enamorar
Tal vez tendría que
escapar
Esta vez pal
extranjero.
El mozo vivaracho y
ligero
Cruzo cual nube bizarra
Dejando una herida en
mi guitarra
En el corredor de un
estanciero
Salió echando humo de
fiero
Así se manejaban las
cosas
No eran pa el color
de rosas
Cuando encontrabas un
primor
Antes de gritar
envido te cantaron flor
Por jugar al truco
con don Tolosa.
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