como
los barcos siniestrado
voy
llegando al lugar amado
de
nuevo empiezo a vivir.
He
de padecer por los quebranto
luchar
después no desfallecer
mis
ojos húmedos por el llanto
para
Leñadura este pobre canto
los
barcos suelen languidecer.
Donde
los barcos son desarmados
no
hay como su llanto acallar
si
en su tiempo fueron amados
como
despreciado por el mar.
De
mi alma le dedico un rezo
a
la muerte que se le fue la vida
lo
ha condenado el progreso
tal
vez por culpa de un beso
que
le dio a su amante y querida.
De
sufrir por los quebrantos
de
tanto luchar y padecer
mis
ojos humedecido de llanto
me
escape de los sargazos
en
deshuesad ero desaparecí.
que
en Porvenir su agonía
no
importa igual contadlo
Si
nunca te he de olvidar
yo
tanto amor tanto cariño
por
los barcos llegue a cantar
de
tanta pena llegue a llorar
al
atardecer sufrí como un niño.
Ver
el lento morir de un tropiezo
de
una muerte que en su partida
lo
desarman para el progreso
tal
vez se arriesgo y yo rezo
al
Guaiteca en el final de su vida.
El
Marisa Arlet al deshuesad ero
el
Guaiteca llego pintado de verde
estos
fueron los primeros
piratas,
corsarios y bucaneros
bajo
la implacable galletera se pierde.
La
cordillera con sus glaciares
no
hay que tomarlo a pecho
somos
patagónes de estos lares
como
las Tonina en los mares
te
acompañan por el Estrecho.
des
ambula mi pensamiento
y
se ríe a carcajada un delfín
vestido
de blanco en el confín
el
misterioso Monte Sarmiento.
Allá
en confín de los acantilado
en
Leñadura al centro del camino
cuantas
niñas te abran amado
cuantas
señora han suspirado
Monte
Sarmiento nevado vino.