Viejas heridas
Ella siempre miraba, de reojo
La rosa por un clavel,
fue encendida
Apenas despuntaba el
día, allá por los abrojos
Remueven muy dentro
de mi ser, viejas heridas
Recuerdo, como me
miraban sus ojos
Pobre amor, donde
estará, mi vida
Muchas veces, la naturaleza
me enamora, y me
encanta
Es tan divina, y tan
savia
Cuando vivo una
tristeza
El zorzal, siempre
canta
Y para el monte,
endereza
En mis noches patagónicas
En noche de mil
estrella
Por confidente y
nostálgicas
Me consuelo con todas
ellas
Mi noche se vuelve
mágica
Como un silencio
dorado
Se enciende tu cuerpo
amado
Amor de noche de luna
y fogón
Fíjate vida en tu
corazón
Me tenéis arto enamorado
Al acariciar la más bella flor
que se desnudaba en
el largo viaje
y contemplando el
jardín tu paisaje
Adorable rosa me
pincho sin dolor
con la llama encendida
azul del amor
Y de este pequeño
amor que me toca
El cielo con sus
truenos a la tierra provoca
Y sonreía al amor que
en dulce espera
Llegara el príncipe
azul, de sus quince primavera
y en la tristeza
serrada, de esa hermosa boca
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