LA SIN NOMBBRE
Me conmueve un temblor por tu
presencia
Y en la benéfica plenitud de tu existencia
El insaciable potro
de tierra de los fuegos que provoca
Y de su chucara hembra
que patea y se desboca
Siempre me gustaron
los besos de tu boca
Resplandecían las
primeras flores rosas
Cuando en la tarde
caían los destellos
Colgaban de tu frente
los cabellos
Y en tus ojos de
mirada luminosa
Como las mismas vírgenes
hermosas
Era tanto el poder de
su mirada
Y tan blanca y pura
como las nieves inmaculadas
Tiernos parpados que
parecían dormidos
Su belleza trastocaba
los sentidos
Atravesó mi
corazón como una espada
Mis quiméricas metáforas
las cantaban
Mis penas, mis
romances mis antojos
Como el silencio mudo
lenguaje de tus ojos
Mi enternecido amor
tan fácil adivinaba
Callado y sin hablar
yo la miraba
Una expresión divina
entendió mi ruego
Mis antologías
enmudecían sin sosiego
Buscando la luz en la
noche más oscura
Era el éxtasis un
paso a la ternura
Y amando a Patagonia no
lo niego
Como un árbol y
abandonada ha horilla del camino
Neruda con el viento
les peinaba sus cabellos
Una bufanda de
coironales enroscada en su cuello
Y su gorra aguantando
raudos remolinos
Del clima agreste y
el sabor agrio y dulce que deja el vino
El viento patagón con
todo frenesí se lanza
Tras la sorna
tormenta se reía de su desesperanza
Y escuchaba las voces
del viento trémula indecisa
Al encontrarla sola en el camino le dejaba una sonrisa
Y al final del
continente crecía su esperanza.
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